Respuesta:
¡Puf! —La figura del traje espacial siguió a George al interior de la casa y cerró la
puerta de golpe de una certera patada trasera dada con bota espacial—. Qué calor
hace aquí dentro —añadió, quitándose el casco redondo de cristal y sacudiendo la
larga coleta. Se trataba de Annie, un poco acalorada de ir dando botes por ahí
dentro de un traje espacial—. ¿A que estaban muertos de miedo? —le preguntó a
George con una amplia sonrisa, limpiándose con la manga el sudor de la frente—.
¿Te has fijado? —Atravesó el pasillo a grandes zancadas, haciendo un ruido
metálico al caminar—. Vamos.
—Eeeh, sí. Gracias —logró balbucir George, siguiéndola a la estancia donde había
visto El nacimiento y la muerte de una estrella con Eric.
Se había pasado todo el día emocionado con la idea de volver a ver a Cosmos, pero
en esos momentos se sentía muy desdichado. A pesar de haberle prometido a Eric
que guardaría el secreto, le había hablado al doctor Ripe sobre Cosmos sin querer;
había vivido una aterradora vuelta a casa perseguido desde el colegio por esos
matones y para colmo lo había rescatado una niña pequeña vestida con un traje
espacial. Estaba claro que aquel iba a acabar siendo uno de los peores días de su
vida.
Por el contrario, Annie parecía estar pasándoselo en grande.
— ¿Qué te parece? —le preguntó a George, alisándose las arrugas del inmaculado
traje blanco de una pieza—. Es nuevo, acaba de llegar por correo.
En el suelo había una caja de cartón de la casa aventureros del espacio cubierta de
sellos. Al lado había otro traje, aunque este era rosa, mucho más pequeño y llevaba