Explicación:
huevo, leche en polvo descremada y esencias naturales. El arte de confitar las frutas es muy antiguo y fue practicado inclusive mucho antes de la introducción del azúcar de caña o remolacha, para lo cual se empleó miel de abeja. La técnica se desarrolló en Roma y fue rescatada en el siglo XIV por Génova, que se encargó de difundirla en todas las cortes europeas incluyendo la corte Pontificia. La fruta confitada se difundió del Mediterráneo a toda Europa y al resto del mundo, no solamente por la 4. En el Perú, uno de los primeros representantes de la firma italiana Bellopan, el señor José Panizo, comenzó a importar panetones bajo la modalidad de pedido directo. Un conde de apellido Montes animó a Don Ángelo Bellopan a establecer su primera planta en América, para lo cual le vendió el actual local de la Avenida Colombia. Poco tiempo después comenzarían a producirse los primeros panetones de fabricación nacional, pero con insumos totalmente importados de Italia. Por otra parte, Pedro Dipietro a pesar de sus esfuerzos no obtuvo el permiso de Bellopan para fabricar panetones en Perú, lo que lo llevó a recurrir a Giacomo Alemán (el enconado competidor de Bellopan en Italia) para obtener la tecnología. Hoy en día en el Perú, la industria del panetón está muy difundida. Los fabricantes de pan de molde Panificadora Miguel Grau y Pan Pico han ingresado al negocio, además del gran número de panaderías tradicionales (alrededor de 1,500) que contribuyen a la rivalidad entre las marcas y fabricantes que ofrecen diferentes calidades y precios. Como en prácticamente todos los mercados, el secreto de la fabricación del panetón ha dejado de ser el único