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CastellanoAutor/a:
primoCreada:
hace 1 añoRespuesta:
Los profesores universitarios enfrentamos grandes retos. Nuestro papel ha tenido que cambiar
ante alumnos que acceden a gran cantidad de información. Nos vemos en la necesidad de guiar su
aprendizaje para que logren seleccionar, interpretar, asimilar, procesar y finalmente expresar con
claridad sus propios conocimientos.
Para que el estudiante adquiera el lenguaje profesional o disciplinar adecuado a su campo de
estudio, resulta fundamental que en el proceso de enseñanza aprendizaje, los profesores
propongamos actividades y tareas complejas de lectura y escritura que fomenten el aprendizaje
profundo y el pensamiento crítico.
Mediante la lectura y la escritura el alumno realizará un proceso de análisis y síntesis que lo
llevará a comprender contenidos y a expresar sus propias ideas y puntos de vista argumentando
correctamente. Escribir bien, en forma coherente y ordenada, denota un pensamiento claro. Los
estudiantes universitarios desconocen en sus inicios las prácticas discursivas propias de cada
disciplina o profesión, y por lo tanto el cómo leer y escribir en cada ámbito del saber. Es por esta
razón, que sobre todo en los primeros años, los estudiantes necesitan la orientación que les ha de
dar el maestro por medio de lecturas guiadas: esto es, con lecturas acompañadas de preguntas,
explicaciones, comentarios y ejemplos, que los ayuden a saber lo que están buscando en la lectura
así como el por qué y el para qué.
Nuestro objetivo final es que el alumno llegue poco a poco a aprender de manera autónoma, pero
esto requiere un proceso en el cual es fundamental el papel del docente universitario. El profesor
ha de convertirse en guía de los estudiantes para que con la práctica de la lectura y la escritura
éstos logren ir de lo simple a lo complejo, adquieran confianza en sus aprendizajes y experimenten
satisfacción con sus logros. Sería erróneo que por ser docentes universitarios nos sintiéramos
dispensados de esta labor que va incluida de modo natural en la enseñanza de la asignatura así
como el pensar que el alumno que ingresa a la universidad debe ya dominar la lectura y la
escritura y que si no es así, ha de “arreglárselas como pueda”.
Al transmitir al alumno el mensaje de que debe dominar el proceso de comprensión de los textos
con la sola lectura de los mismos y sin la orientación pertinente, pueden provocarse en él
sentimientos de incompetencia y desinterés por la lectura y por el estudio en general.
Por el contrario, la selección y empleo de una bibliografía adecuada, actualizada y pertinente a los
objetivos y grado de dificultad del aprendizaje a alcanzar, será un elemento clave para el éxito del
curso y la comprensión de los conceptos y términos propios de la disciplina a estudiarse
Autor/a:
cocosoto
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