La nomenclatura de los cromosomas, estudiados en citogenética, resulta sumamente útil a la hora de hacer referencia a un cromosoma en particular y a sus divisiones, siendo estas en orden decreciente de tamaño los brazos, las regiones, las bandas e interbandas, las subbandas y las subsubbandas, pudiendo localizar genes concretos o grupos de ellos.
Los primeros trabajos sobre citogenética humana datan de 1956, y los debemos a Tijo y Levan, que desarrollaron las técnicas de análisis cromosómico determinando el número de cromosomas presentes, normalmente, en la especie, de los cuales 44 estaban presentes como cromosomas denominados autosomas o heterocromosomas en ambos sexos y dos de ellos, los cromosomas sexuales o gonosomas X e Y, se presentaban de forma diferente en ambos sexos, encontrando para el masculino los 46 cromosomas: 44+XY (46,XY), y para el femenino: 44+XX (46,XX). En 1960 se propuso, en el congreso de citogenética de Denver, ordenar los cromosomas por pares, guiándose por su tamaño y morfología, a lo que Patau se opuso argumentando que no solo esos parámetros serían suficientes para clasificarlos debidamente, proponiendo la división que posteriormente se aprobaría, la de los cromosomas en grupos nombrados de la A a la G. Desde que se perfeccionaran las técnicas de bandeo, que permitían una mayor resolución de los cromosomas, y desde las conferencias de París desde 1971 a 1975, se establece la ordenación de los cromosomas por pares del 1 al 22 y en los grupos de la A a la G, por tamaño decreciente y morfología, reservando a los sexuales el último lugar.
(Yo me imagino que la exposición va con una cartulina, presentación o no sé, si lo explicas por partes si va a ser muy larga)