Respuesta:
Parece que de pronto nos hemos dado cuenta que estamos llenos de “sinvergüenzas” y de personas que al parecer no distinguen lo que es bueno o malo, correcto o incorrecto, lo que se debe y lo que no se debe hacer. Y esto es aplicable a todos los ámbitos : Empresas ; Sector público; Sector privado ;Autoridades políticas ; Organizaciones sindicales ; Iglesias ; Fuerzas Armadas etc. No vamos a enumerar casos ya conocidos, pero sin duda hay una sensación ambiente de que donde se remueve algo y se levanta una piedra, asoma la podredumbre y la putrefacción.
En relación a esto hay que comentar, que al menos en el sentido tradicional, la ética no puede enseñarse. No hay curso de ética, ni siquiera uno dictado por Aristóteles, que pueda por sí solo reformar a un delincuente. Tampoco es un tema que tenga que ver con cambiar o ajustar las normas, leyes o incentivos. La ética en su esencia no tiene nada que ver con el conocimiento y va mucho más allá de lo meramente legal.