Respuesta:
hablar de la similitud de este toque pausado y solemne con el de las ceremonias militares fúnebres de Occidente, también cabe plantear el interrogante respecto de si el compás parsimonioso del instrumento no estaría en relación directa con el ritmo decreciente de la vida, o con la llegada de la muerte.19 En este sentido, la opinión de Tom Zuidema es que los tambores20 se utilizaban en ritos de paso.21 Adicionalmente, estaban presentes y se usaban en las fronteras y en los centros políticos, lo que indica su estrecha vinculación con la guerra; así, al golpearlos con las baquetas se prefiguraba el golpe de las armas sobre los enemigos. Por otro lado, los caracoles y las zampoñas eran instrumentos de viento, factor que podría relacionarlos con las huacas o las deidades, según aduce José Luis Martínez Cereceda.22 Asimismo, los instrumentos de aliento están asociados a prácticas masculinas23 y al dios Wari, uno de cuyos atributos es, precisamente, el viento.
Aunque es indiscutible que la guerra entre chancas e incas se desarrolla en Cuzco, resulta de sumo interés advertir que la crónica de Santa Cruz Pachacuti la ubica concretamente en una plaza, acompañada por música de fondo, como si se tratase de una puesta en escena en un ámbito teatral. Sabemos que la concepción clásica grecorromana de la vida del hombre como un teatro se transmitió al Renacimiento europeo, que forjó la imagen del theatrum mundi; por tanto, esto bien puede haber influido en la visión del hispanizado cronista Santa Cruz. No obstante, por la parte de la cultura andina también es posible que el factor de teatralidad aluda a la realización de un ritual, acaso político, de transferencia de poder.