Respuesta:
EL otro día, paseaba tranquilamente por mi los alrededores de mi casa. El viento me acariciaba la cara. Era agradable escuchar el ruido de las gallinas en el corral. fui a darles de comer. Cojí el saco en el que guardo su comida y les serví. Después para relajarme un rato, me senté en mi silla a leer. Me di cuenta de que tanto la silla como la mesa estaban mojadas. La lluvia de anoche las habría mojado. Estaba todo lleno de agua. Incluida mi blusa, que se había empapado con la silla. De rrepente, un perro salvaje, salió de un arbusto. Estaba recubierto de hojas, palos y barro. Que perro más sucio. Le dí un poco de carne para que no me atacara. Pero no hizo falta. Después me di cuenta que era mi propio perro.
Autor/a:
bullymedina
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