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El personal humanitario de la ONU en el terreno advierte que la devastación será mayor de lo que se ha reportado hasta ahora y que se irá conociendo a medida que pasen los días y se evalúen las pérdidas humanas y materiales. Los trabajadores también urgen a intensificar los operativos de búsqueda y rescate de víctimas, así como a aumentar la ayuda humanitaria.
Los equipos humanitarios de la ONU que se encuentran asistiendo en las tareas de socorro en Turquía y Siria subrayaron este martes la urgencia de incrementar la labor de búsqueda y rescate de las personas atrapadas entre los escombros y de garantizar la llegada de ayuda vital para todas las personas que la precisen.
El portavoz de la Oficina para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA) enfatizó que hay una ventana de aproximadamente siete días en la que se encontrarán sobrevivientes. “Puede suceder más tarde, pero es realmente crítico que estos equipos internacionales de rescate lleguen lo antes posible”, recalcó Jens Laerke.
Los trabajadores en el terreno también advirtieron que la dimensión del desastre causado por el terremoto de 7,8 grados en la escala de Richter que asoló a Turquía y Siria la madrugada del lunes crece con el paso de las horas y que magnitud real de los daños aún está por conocerse. El primer sismo fue seguido horas después por una réplica de 7,5 grados y más de 200 réplicas de menor intensidad.
El epicentro del movimiento telúrico se localizó en el sur de Turquía, cerca de la ciudad de Gaziantep, que registró la mayor devastación observada hasta el momento en ese país.
Los colores más oscuros marcan las zonas donde el terremoto tuvo mayor intensidad.
© USGS
Daños preliminares
De acuerdo con informes preliminares citados por OCHA, unos 6000 edificios se derrumbaron en Turquía, en tanto que en Siria las autoridades sanitarias dan cuenta de 769 muertos y casi 1500 heridos en Alepo, Latakia, Hama, Idlib y Tartus.
El portavoz en Ginebra del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) destacó que el siniestro ocurrió en el peor momento para muchos niños vulnerables que de por sí necesitaban apoyo humanitario.
“Se fueron a la cama como todas las noches y se despertaron con los gritos de sus vecinos, los cristales rotos y el sonido aterrador del hormigón desmoronándose”, detalló James Elder.
Si bien Siria vive una crisis debida a trece años de guerra, ahora existe una preocupación especial por los afectados por el terremoto que viven en áreas controladas por la oposición al gobierno en el noroeste del país, ya que se trata de una población que a menudo ha debido huir varias veces a causa de la violencia.