Respuesta:
Un día se encontraba un pato nadando por el estanque mientras iba diciendo en voz alta todo vanidoso:
– ¿A qué otro animal le dio Dios estos dones? Soy capaz de volar… de andar cuando mis alas se cansan y en cuanto me canso de andar, puedo nadar. ¿Qué otro animal puede hacer tantas cosas como yo?
Una serpiente muy astuta que pasaba por allí no pudo evitar escuchar su monólogo presuntuoso y le dijo:
– No se eche usted tantas flores, señor pato, que ni es capaz de volar como un águila ni de nadar como un delfín y mucho menos hablemos de andar. Con sus torpes andares no se parece ni de cerca a un gamo. El pato se sonrojó y siguió nadando.
Moraleja: Más vale saber una cosa bien que muchas mal