Respuesta:
Había una vez un joven detective llamado Juan, que trabajaba en la policía de la ciudad. Era conocido por su inteligencia, astucia y dedicación a resolver los casos más complejos. Un día, fue llamado a la comisaría para asumir el caso más desafiante de su carrera.
Un rico empresario había sido secuestrado y los secuestradores exigían un rescate millonario a cambio de su liberación. Juan comenzó a investigar el caso y rápidamente descubrió que había muchas personas con motivos para querer hacerle daño a ese empresario. Desde competidores en el negocio hasta antiguos empleados despechados.
Juan comenzó a investigar cada una de las personas en la lista de sospechosos, pero parecía que todas tenían alibis sólidos. Sin embargo, él no se dio por vencido y continuó investigando, determinado a resolver el caso.
Un día, recibió una llamada anónima que lo llevó a un abandonado edificio en el centro de la ciudad. Allí encontró a un hombre herido que resultó ser el empresario secuestrado. Después de llevarlo a un hospital, el hombre le contó a Juan que había sido secuestrado por su esposa y su ayudante, quienes querían obtener su fortuna.
Juan se sintió aliviado de haber resuelto el caso y arrestó a los dos sospechosos. Fue un trabajo difícil, pero estaba orgulloso de haber cumplido con su deber y haber demostrado su habilidad como detective.
Desde ese día, Juan se convirtió en un héroe local y ganó mucha fama por resolver el caso más importante de su carrera. Se convirtió en un modelo a seguir para todos los jóvenes detectives, y continuó trabajando duro para resolver más casos y hacer justicia en la ciudad.
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