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La teoría más aceptada sobre la extinción de los dinosaurios es la hipótesis del impacto, la cual sostiene que un asteroide gigante impactó la Tierra hace aproximadamente 65 millones de años, causando una serie de cambios climáticos y ambientales que provocaron la extinción de los dinosaurios y de una gran cantidad de otras especies.
Este impacto habría generado una gran cantidad de polvo y ceniza que habría cubierto la atmósfera terrestre, bloquearía la luz del sol y afectaría la temperatura global, lo que habría alterado los patrones de precipitación y provocado una disminución de la producción de alimentos. También se ha sugerido que la liberación de gases volcánicos y de gases de efecto invernadero a partir de la actividad volcánica en el impacto podría haber contribuido a la extinción.
Esta teoría ha sido respaldada por pruebas geológicas, incluyendo la identificación de un cráter de impacto en Yucatán, México, y la presencia de una capa iridiana (una capa de ceniza y partículas de impacto) en todo el mundo. Sin embargo, también existen otras teorías que explican la extinción de los dinosaurios, incluyendo cambios climáticos a largo plazo y enfermedades.