Los sensores son fundamentales para las aplicaciones industriales que se utilizan para el control de procesos, ya que permiten detectar, analizar, medir y procesar una variedad de transformaciones que serían indetectables para el ser humano.
Los animales tienen receptores especializados para captar estos estímulos. Por ejemplo, los quimiorreceptores del olfato o del gusto captan señales químicas como la presencia de sustancias volátiles en el entorno.