Respuesta:
En tiempos antiguos, había un rey moro en Granada llamado Aben-Habuz con una vida de pillaje y pelea en el pasado pero que ahora viéndose viejo y achacoso, sólo anhelaba la paz y la tranquilidad con sus enemigos, que por el contrario, al sentirse jóvenes, deseaban lo que el anciano rey en otro tiempo arrebató a sus padres. Dada la situación topográfica de Granada, asolaban el país en las barbas del monarca, llevándose prisioneros y grandes botines a las montañas.
Un día llegó un viejo médico árabe, Ibrahim Eben Abu Ajib, contemporáneo del profeta Mahoma, con más de 2 siglos de edad, y que había llegado peregrinando desde Egipto, sin más ayuda que un báculo lleno de jeroglíficos. El viejo sabio, poseía “El libro de la Sabiduría” que se otorgó a Adam y que fue pasando generación, tras generación, y en el que se encerraban grandes secretos, como el de la vida eterna. En poco tiempo, el galeno pasó a ser el favorito del rey, quien le ofreció su palacio para vivir, sin embargo, el anciano prefirió alojarse en una cueva, debajo del monte donde hoy se alza la Alhambra.