crecimiento de 4,9% en 2018 y 5,1% en 2019. Sin embargo, estos porcentajes agregados ocultan cambios diferentes en las evaluaciones individuales de los países.
China seguirá creciendo tal como preveíamos. En algunas economías grandes de América Latina, en economías emergentes de Europa y en Asia, prevemos ahora tasas de crecimiento inferiores a las de abril. Los trastornos del suministro y las tensiones geopolíticas han contribuido al alza de los precios del petróleo, lo cual beneficia a los exportadores (por ejemplo, Rusia y los productores de Oriente Medio), pero perjudica a los importadores (India, por ejemplo). Dentro del conjunto de las economías de mercados emergentes, las revisiones al alza y a la baja en gran medida se compensan.
En general, el crecimiento de África subsahariana superará el de la población en los próximos dos años, empujando al alza el ingreso per cápita de muchos países, pero a pesar de la recuperación parcial de los precios de las materias primas, el crecimiento no alcanzará los niveles observados durante el boom de las materias primas de la década de 2000. En África, sucesos negativos como el conflicto civil o los shocks meteorológicos podrían intensificar la presión a la emigración, sobre todo hacia Europa.
Pero el riesgo de que las tensiones comerciales recrudezcan —con efectos adversos en la confianza, los precios de los activos y la inversión— constituye el peligro a corto plazo más grave para el crecimiento mundial. Los desequilibrios mundiales en cuenta corriente probablemente se profundicen debido al aumento relativamente elevado de la demanda en Estados Unidos, exacerbando potencialmente las fricciones. Estados Unidos ha iniciado medidas comerciales que afectan a una amplia variedad de países y se enfrenta a represalias o amenazas de represalia por parte de China, la Unión Europea, los socios del TLCAN y Japón, entre otros. Nuestro modelado hace pensar que, si las amenazas actuales se hacen realidad y hacen caer la confianza de las empresas, el producto mundial podría ubicarse alrededor de 0,5% por debajo de las proyecciones actuales para 2020. Como centro de las represalias internacionales, Estados Unidos está expuesto a la tributación de un porcentaje relativamente alto de sus exportaciones en los mercados mundiales si el conflicto comercial se generaliza, y por ende es especialmente vulnerable.
Otros riesgos son ahora más pronunciados que en el momento de la publicación de nuestros pronósticos de abril. La incertidumbre política ha recrudecido en Europa, donde la Unión Europea enfrenta dificultades políticas fundamentales en cuanto a la política migratoria, la gobernanza fiscal, las normas relacionadas con el Estado de derecho y la arquitectura institucional de la zona del euro. Las condiciones en torno al brexit continúan sin decidirse a pesar de meses de negociación. Las transiciones políticas que vivirá América Latina en los próximos meses agudizan la incertidumbre. Por último, aunque los peligros geopolíticos parecen estar en remisión, los factores que los impulsan aún están en juego en muchos casos.
Los mercados financieros parecen estar más bien despreocupados de estas contingencias; en muchos países, las valoraciones son elevadas y los diferenciales están comprimidos. Con todo, el alto nivel de deuda pública y privada representa al mismo tiempo una fuente general de vulnerabilidad. Indudablemente, los precios de los activos están sustentados no solo por las condiciones financieras favorables, sino también por un panorama de crecimiento mundial que aún es, en general, satisfactorio. Por ende, son susceptibles a una revaloración repentina si el crecimiento y las utilidades empresariales previstas sufren un tropiezo. Para respaldar el crecimiento a mediano plazo —teniendo en cuenta que las tasas de crecimiento tendencial serían más bajas en las economías avanzadas y en muchos exportadores de materias primas—, es necesario que las autoridades actúen ahora para incrementar el potencial de crecimiento y afianzar la resiliencia a través de reformas, reconstituyendo al mismo tiempo los márgenes fiscales de protección y guiando la política monetaria con cuidado para mantener las expectativas de inflación bien ancladas en las metas.