La Santa Alianza fue una alianza política entre Rusia, Prusia y Austria, creada en 1815 después de la derrota de Napoleón Bonaparte en la batalla de Waterloo. Fue propuesta por el emperador ruso Alejandro I, y se convirtió en un pacto oficial en septiembre de 1815.
La alianza se formó con el objetivo de preservar la monarquía europea y mantener el orden político y social en Europa, restaurando la autoridad de las casas reales que habían sido desafiadas por las revoluciones liberales y los movimientos independentistas durante la era napoleónica. Además, la Santa Alianza se comprometió a actuar en conjunto para proteger la religión cristiana, el principio de la monarquía y los valores tradicionales.
El pacto fue firmado por los monarcas de los tres países fundadores, y más tarde se unieron otros estados europeos como España, Portugal, Baviera y Sajonia. Aunque la Santa Alianza no tenía una estructura formal de gobierno o un conjunto de leyes, sus miembros se reunían periódicamente para discutir asuntos de interés común y coordinar sus políticas.
La Santa Alianza fue criticada por muchos, especialmente por los liberales y los nacionalistas, que la consideraron como una herramienta de represión política y un obstáculo para la libertad y la democracia. Sin embargo, la alianza también tuvo algunos éxitos en la promoción de la paz y la estabilidad en Europa durante un período de inestabilidad política y conflictos armados.