Respuesta:
Había una vez un joven llamado Juan que vivía en la ciudad de Oaxaca en México. Era un artesano muy talentoso y trabajaba en la creación de alebrijes, esos animales mágicos tallados en madera y pintados de forma colorida y alegre.
Un día, mientras trabajaba en su taller, Juan tuvo una visión extraña. Una figura extraña se materializó ante él y le habló: "Juan, tu arte es hermoso, pero aún no has alcanzado su verdadero potencial. Si quieres descubrirlo, tienes que viajar al Bosque de los Alebrijes y pedir consejo al Gran Alebrije".
Juan no dudó ni un momento y se adentró en el Bosque de los Alebrijes. Allí encontró al Gran Alebrije, una criatura imponente con un cuerpo de león, alas de águila y una cola de serpiente. El Gran Alebrije le dio a Juan una misión: "Tienes que viajar por todo el bosque y recoger las hojas de los árboles mágicos. Con ellas, podrás dar vida a tus alebrijes y descubrir su verdadero potencial".
Juan aceptó la misión y comenzó su viaje. Encontró hojas de los árboles mágicos y las llevó a su taller. Una vez allí, las usó para dar vida a sus alebrijes. La transformación fue asombrosa: los alebrijes cobraron vida y comenzaron a volar por el taller, llenos de alegría y color.
Desde entonces, los alebrijes de Juan se convirtieron en los más hermosos y mágicos de todos. Viajaron por el mundo y llenaron de alegría a todos los que los veían. Y Juan, el artesano, se convirtió en el rey de los alebrijes, honrando su talento y su arte para siempre
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